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Más de 7 millones de personas en España lo padecen, es un transtorno que aunque no es propiamente una enfermedad, si puede ser el síntoma de enfermedades graves o efecto de algunos medicamentos.

¿Cuáles son las causas del estreñimiento?

Una causa frecuente de estreñimiento es la ausencia de hábitos regulares de defecación, debida a inhibiciones prolongadas y repetidas de los reflejos normales. El recién nacido no suele estar estreñido; pero parte de su educación consiste en aprender el control de la evacuación, que depende, a su vez de inhibir los reflejos naturales de la defecación.

Estudios clínicos demuestran que si no hay evacuación intestinal en el momento en que se presentan los reflejos de defecación, o si un consumo excesivo de laxantes sustituye la función natural del intestino, dichos reflejos tienden a perder fuerza con el tiempo. Por tanto, establecer desde temprana edad hábitos regulares de defecación, suele garantizar que no se producirá estreñimiento más tarde.

El estreñimiento también puede ser consecuencia de una enfermedad, de la toma de algunos medicamentos o, simplemente, sólo un síntoma.

¿Cuando consideramos que hay estreñimiento?

La frecuencia fisiológica de la evacuación depende de cada persona; en general se considera que lo “normal” es entre tres veces al día y tres veces a la semana. Cuando hay estreñimiento, las heces son duras, la deposición dolorosa y el número de deposiciones menor a tres a la semana.

Un estreñimiento puntual o esporáico puede solucionarse fácilmete con la toma de un laxante. Si el estreñimiento es crónico, debe averiguarse la causa y por ello es importante acudir al médico.

Tratamiento del estreñimiento 

No debemos automedicarnos, los laxantes sólo deben emplearse en momentos puntuales y por un período de tiempo limitado.

Medidas higiénico-dietéticas

Antes de iniciar un tratamiento farmacológico es necesario, tener en cuenta una serie de medidas higiénico-dietéticas como las siguientes:

  1. Aporte de líquidos: la ingestión de líquidos recomendada diariamente es de 1,5 litros. El agua es el tipo de líquido recomendado; mejor beber entre comidas. Debe evitarse la ingestión café, té y alcohol, por su efecto diurético.

  2. Dieta: consumir frutas y verduras ricas en fibra, como el espárrago. Las verduras pueden tomarse tanto crudas como cocidas, ya que la cocción apenas afecta sus niveles de fibra alimentaria. El pan integral también es un buen proveedor de fibra, así como los cereales, siempre que tengan más de tres gramos de fibra por ración. Las legumbres son también una buena fuente de fibra. La ingestión de fibra ha de acompañarse de agua, no se recomienda una dieta rica en fibra en aquellas personas que no beban, como mínimo, 1,5 litros de agua o que estén sin poder moverse.

  3. Actividad física: en las personas que no tienen ninguna dificultad para moverse se recomienda que caminen como mínimo de 15 a 20 min., una o dos veces al día. En los individuos con dificultad para moverse se recomienda que anden, al menos unos 15-16 min, dos veces al día. Por último, en aquellas personas a las que les resulta imposible andar o que están encamadas, se recomienda realizar ejercicios desde la cama o en la silla, con rotación de la parte baja del tronco, movimiento de pelvis y levantar las piernas, una a una, durante 15-20 min. al día.

  4. Medidas higiénicas: establecer un horario fijo de defecación. Si no se tiene horario, es mejor dedicarle un tiempo, entre 15-20 min. después de las comidas, especialmente tras el desayuno. No resistirse a la “llamada del colon”.

Laxantes

Si estas medidas son insuficientes, puede iniciarse el tratamiento con laxantes. Los laxantes son medicamentos que favorecen, por diversos mecanismos, la evacuación intestinal. Hay diversos tipos de laxantes.

  • Reguladores tipo fibra: en general son más recomendables los “incrementadores del bolo intestinal” (fibra), que regulan la función intestinal. Para determinar si un laxante regulador funciona o no, el tratamiento debería mantenerse un mes.
     
  • Laxantes estimuladores de la motilidad: se incluyen aquí, tanto fármacos (Bisacodilo) como plantas medicinales (Sen, Cáscara sagrada, Frángula, Aloe...). Son los más radicales, aunque sólo deben utilizarse de manera puntual, cuando hay un "atasco". Actúan por irritación de la pared intestinal. A medio plazo anulan la motilidad fisiológica del intestino y el reflejo peristáltico del mismo. El abuso crónico de este tipo de laxantes puede producir irritación y habituación del colon.
  • Probióticos y prebióticos: Son productos que contienen bacterias intestinales vivas -probióticos-, así como fibras que son el alimento de estas bacterias y permiten su correcto desarrollo e implantación -prebióticos-. El tratamiento con antibióticos, los cambios hormonales, una alimentación incorrecta, los hábitos no saludables o ciertas situaciones de estrés, pueden provocar desequilibrios en la flora intestinal ocasionando problemas molestos como estreñimiento, pesadez intestinal, hinchazón y exceso de gases. Estos productos actúan fisiologicamente sobre el tubo digestivo, aumentan el peso de las heces, la frecuencia de evacuación intestinal y la eliminación de toxinas.

Estreñimiento infantil

El estreñimiento infantil en el niño sano suele combatirse con medidas higiénico-dietéticas. Cuando éstas fallan, puede ser necesaria la utilización de laxantes, empezando por los incrementadores del bolo fecal. Si no hay respuesta, emplear los emolientes o lubrificantes y, finalmente, estimulantes o una combinación de éstos. La aplicación de laxantes en niños debe ser de manera puntual, pero cuando el pediatra prescriba un tratamiento largo es importante que la suspensión del tratamiento se realice de manera progresiva para prevenir la reimpactación. Si el tratamiento con laxantes fracasa, han de aplicarse técnicas de limpieza del intestino manuales o mediante enemas, siempre bajo la supervisión de un pediatra. En los niños menores de 2 años está contraindicado el empleo de enemas.

Estreñimiento en el embarazo

El estreñimiento es habitual en el embarazo, especialmente en el último trimestre, ya que hay reducción del tono muscular que origina un descenso del peristaltismo. El laxante ideal son los incrementadores del bolo fecal, el Sen (de absorción gastrointestinal mínima), o bien, crema de magnesia, siempre bajo prescripción médica. Está contraindicado el aceite de ricino, porque puede inducir contracciones y provocar rotura de los tejidos uterinos, produciendo la muerte de la madre y el niño. También está contraindicada la parafina, ya que impide la absorción de vitaminas liposolubles.

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