La marca Martiderm se mantiene fiel a sus orígenes y a las bases que sentó su fundador, Josep Martí Tor. Por eso les gusta explicar que todo empezó en una farmacia de la calle Aragón, en pleno centro de Barcelona, creando fórmulas magistrales en dermocosmética. Una farmacia que todavía hoy sigue ayudando a sus clientes de siempre con soluciones efectivas para cada tipo de piel.
Su herencia es la investigación. e investigar es sinónimo de buscar. Ellos buscan la forma de proteger la fórmula de proteoglicanos y vitamina C de la luz y el aire para evitar su oxidación prematura y conservar así todas las propiedades de los activos. La solución la encontraron en una ampolla de vidrio topacio. Así nació su primera y famosa ampolla.
Un concepto cosmético revolucionario que han perfeccionado con el tiempo y que les ha abierto las puertas de la mayoría de mercados internacionales para convertirlos en el referente de la dermocosmética.
Su fórmula incluye algo más, un concepto que los hace únicos, una idea original y sencilla de explicar pero que les conecta con todos sus consumidores: el tiempo es su mejor aliado.